JOHN DONNE Texto Poesía ÉXTASIS Poema traducido Español ESP
John Donne
Éxtasis
( The Ecstacy )
Poesía
Literatura inglesa
Texto traducido al español
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El poema Éxtasis (eng: The Ecstacy) es uno de los poemas más populares del poeta John Donne (1572-1631).
En el texto de la poesía Éxtasis John Donne expresa sus ideas únicas y poco convencionales sobre el amor.
John Donne, en el texto del poema Éxtasis, explica que el tema de ese amor puro, espiritual o real, solo puede existir en el vínculo de las almas establecidas por los cuerpos.
John Donne, en poesía éxtasis, está de acuerdo con Platón en que el verdadero amor es espiritual. Es una unión de almas. Pero a diferencia de Platón, John Donne no ignora las declaraciones del cuerpo. Es el cuerpo que une a los amantes.
El amor comienza en una aprensión sensual y el amor espiritual sigue a lo sensual. Entonces la afirmación del cuerpo no debe ser ignorada. La unión de los cuerpos es esencial para hacer posible la unión de las almas.
John Donne, en poesía Éxtasis, critica entonces el amor platónico que excluye el cuerpo y enfatiza el alma.
A continuación puede encontrar el texto del poema: “Éxtasis” (The Ecstacy) de John Donne, traducido al español.
En el menú en la parte superior o en el lateral puede encontrar el texto completo del poema ” Éxtasis ” (The Ecstacy) de John Donne traducido a otros idiomas: italiano, francés, alemán, chino, etc.
Buena lectura y buena Éxtasis.
John Donne
Éxtasis
(The Ecstacy)
Literatura inglesa
Texto traducido al español
Donde, como una almohada sobre un lecho,
una Preñada ribera se erguía
para que las violetas reclinen sus cabezas,
nos sentamos los dos, cada uno lo mejor del otro.
Firmemente asidas iban nuestras manos
por un fuerte bálsamo que de ellas provenía,
se entrelazaron las miradas, tejiendo
en una doble trenza nuestros ojos.
Rizar así nuestras manos era entonces
el único medio de hacernos uno,
y las imágenes de nuestros ojos
fueron nuestra única propagación.
Como entre dos Ejércitos iguales, el Destino
aplaza la victoria incierta,
nuestras almas (que a conquistar su condición
salieron de los cuerpos) cuelgan entre ella y yo.
Y mientras ahí nuestras almas negociaban,
yacíamos como estatuas sepulcrales,
todo el día, en la misma posición nos mantuvimos,
y no dijimos nada, todo el día.
Si alguien, tan refinado en el amor
que comprenda el lenguaje de las almas,
y que por el buen amor se hiciera todo espíritu
se detuviera a distancia conveniente,
podría (aún sin saber qué alma hablaba,
porque ambas decían, ambas significaban lo mismo)
hallar un nuevo elixir
y partir más puro que cuando aquí llegó.
Este Éxtasis nos ilumina
(dijimos) y nos revela lo que amamos;
vemos así que no era sexo,
vemos que no veíamos la causa:
pero como cada alma contiene
una amalgama de elementos para sí desconocida,
el amor vuelve a mezclar estas almas diluidas,
haciendo de ambas una –ésta y otra–.
Trasplanta una simple violeta
y su fuerza, tamaño y color
–cuanto en ella era escaso y miserable–
crecerá aún y se multiplicará.
Cuando una con otra el amor
vivifica dos almas,
el alma enriquecida que de ahí fluye
controla los defectos de la soledad.
Nosotros, que somos esta alma renovada,
sabemos de qué estamos compuestos y hechos,
pues los Átomos de los que crecemos
son almas a las que ni un cambio puede invadir.
Mas, oh, ¿por qué tanto tiempo, tan distantes,
nuestros cuerpos hemos olvidado?
Ellos son nuestros, aunque ellos no nos constituyan,
Nosotros somos las inteligencias y ellos la esfera;
les debemos gratitud, pues,
desde el inicio, nos acercaron a nosotros mismos;
nos cedieron sus fuerzas, su sentido
y no son para nosotros escoria sino alivio.
No obra así en el hombre la influencia del cielo,
sino que antes imprime el aire,
para que el alma pueda fluir en el alma
aunque primero repare en nuestro cuerpo.
Como nuestra sangre se afana en engendrar espíritus
en lo que puede semejantes a las almas,
pues tales dedos necesitan tejer
ese sutil nudo que nos hace hombres:
así deben descender las almas de los amantes puros
a los afectos y facultades,
que los sentidos puedan alcanzar y aprehender.
De lo contrario, un gran Príncipe yace encarcelado.
Tornemos pues a nuestros cuerpos, para que
débiles puedan contemplar el amor revelado;
los misterios del amor crecen en el alma,
pero aún el cuerpo es su libro.
Y si algún amante, tal como nosotros,
ha escuchado este diálogo de uno,
déjenlo que nos siga atendiendo;
que vea los pequeños cambios
cuando a nuestros cuerpos hayamos retornado.
…
..
.
John Donne – Éxtasis
eng: The Ecstacy
Poesía – Literatura inglesa
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